Social media.

Hoy nadie duda de la necesidad de estar en las RRSS, cualquier empresa o cualquier profesional debe tener visibilidad en estas herramientas de comunicación pero ¿qué son? ¿Para qué valen? ¿Dónde está mi público objetivo?…
Llevo muchos años utilizando Internet, mi primer correo electrónico, el de Hotmail, lleva conmigo desde 1997, solo un año después de su nacimiento, y en ese mismo año comencé a crear y alojar páginas web en geocities, solo tres años después del nacimiento de esta plataforma creada por David Bohnett y John Rezner. A partir de ahí y por mi pasión y divertimento con la informática, he pasado por cada lanzamiento y herramienta implementada en el ciberespacio. Con esto quiero decir, no que sea un experto, pero sí que no soy un lego o un neófito. Voy a dar mi opinión, que no tienen porque seguir ni dar por válida ya que es solo eso, una opinión.

En 2008 descubrí, y me registré en mi primera red social, Facebook, cuatro años después de su lanzamiento. Tengo tres cuentas a mi nombre, la primera que registré y que por falta de uso me olvidé de las claves, una segunda que eliminé por lo que a posteriori comentaré, y mi actual cuenta que data de 2022. He tenido diferentes etapas en esta red social, una primera dedicada a mis aficiones, el enduro y el baloncesto. Luego llegaron los familiares y amigos y aquí obtuve la principal utilidad de Facebook: el recordatorio de los cumpleaños. No se lo tomen a guasa, para personas como yo que no se acuerdan ni del propio aniversario, es lo mejor que te puede pasar, tener una secretaria que todas las mañanas te recuerda las efemérides a felicitar. Posteriormente opte por la reivindicación política, -la crisis me volvió activo en estos menesteres-, y actualmente la utilizo para dar envidia, (como todos), son muchos los que me dicen, después de ver mi perfil, eso de «¡cómo vives!»; mi contestación siempre es la misma, solo pongo una décima parte, o menos, de mi vida, la buena, si la pusiese completa se alegrarían los que me envidian y de esta manera me alegro yo al jorobar, y de mi actual afición, el golf. La realidad es que cada día utilizo menos Facebook, ¿por qué?, todos tenemos nuestra opinión y en Facebook se da sin pensar en que puedes ofender a tu amigo, vecino o familiar. Es la tribuna particular para vomitar nuestro odio. Antitaurinos, ecologistas, proetarras, anticlericales, fascistas, comunistas, liberales, socialistas, anticatalanistas, antimadridistas, antibarcelonistas… Toda una serie de odio concentrado y mal informado con un foro propio, un púlpito donde sentirnos con capacidad de dar lecciones. Son infinidad los «amigos» y familiares que he silenciado, así que me parece una red donde perder más que se gana.

Me registré en Twitter por Buenafuente. En su anterior late night en La Sexta se dedicó a promocionar esta red social, -no sé si pagado o por iniciativa propia-, y me decidí. Tampoco soy tan difícil. En un principio no me gustó, diferente a Facebook y ¿escribir sólo con ciento cuarenta caracteres? Me parecía simple. Pasaron años hasta que le encontré el uso al pajarito, empecé a seguir a toda la prensa que podía y me servía de filtro de información por las mañanas y hasta me convertí en una especie de «influencer». El tiempo ha vuelto a pasar rápido y Twitter ha sido conquistado por los community mánager de los partidos políticos, más en concreto y muy hábilmente por los de Podemos. El ódio y la bilis vuelven a conquistar la red social y huyo, cada día lo utilizo menos. Hay una frase genial para definir Twitter: «un océano inmenso de un centímetro de profundidad». Eliminé mi cuenta personal con miles de seguidores, y actualmente tengo una cuenta opaca, donde, sin que sepan quién soy, me meto e insulto a quien me dé la real gana sin preocuparme por que me pueda afectar personalmente.

Desde hace unos años tengo también Instagram, esta vez con más cautela, con menos «seguidores», es más, últimamente he eliminado a un montón de seguidores por cuestiones tan variopintas como «no es mi amigo de verdad», «no tiene mis aficiones», «no tiene publicaciones y sólo es un cotilla», etc.

Y ahora viene la IA, quizá se acaben los buscadores, en definitiva, el mundo, y también el mundo en la red, sigue cambiando, vendrán cosas nuevas, aplicaciones que nos sorprendan; seguiré siendo un tipo curioso y tendré más cuentas, pero la realidad es que mi realidad es la que me interesa, me importa una mierda las estulticias en red, y sólo tengo mis redes para mi disfrute, personal e intransferible.